sábado

Me pongo en tu lugar

Siempre lo mismo, llega un momento en nuestra vida que hemos de decidir qué hacer con ella y no es fácil. Son varias las posibilidades a tu alcance y para decidir debes contemplarlas todas. No hay ninguna opción mejor que otra pero todo depende de lo que tú desees hacer, quien mejor se conoce a uno mismo es uno mismo, por lo tanto lo esencial es que lo pienses detenidamente y tengas claro que lo más importante es que te sientas a gusto con los estudios que elijas y con la profesión que ejerzas. Sin presiones, sin preocuparte, algunos de tus compañeros ya saben que quieren hacer, pero otros no. No pasa nada. Sin embargo, eso no significa que tengas que tomar una decisión en el último momento. No, debes empezar a reflexionar y plantearte una serie de aspectos que determinarán tu decisión. Es importante que escuches a quienes te rodean y te aconsejan: tus amigos, tus padres, tus tutores, etc. Tenerlo en cuenta y al final poder decidir por ti mismo.
En este análisis el protagonista eres tú, tus habilidades, tus capacidades y tus gustos.
Para poder decidir elegir la mejor opción para ti, además de disponer de toda la información necesaria tienes que hacer un trabajo previo. Siéntate, lo puedes hacer frente a un espejo para mirarte y verte detenidamente, coge un folio en blanco para ir apuntando las respuestas a las diferentes dudas que se te plantean y conseguir, así, una fotografía más real de ti mismo.
Tus habilidades y competencias: Todo el mundo es hábil en algo y, por supuesto, tú no vas a ser menos, lo que pasa es que a lo mejor todavía te falta descubrir cuáles son tus habilidades.
¿Qué se te da bien hacer? (Como por ejemplo: hablar en público, la informática…)
¿Qué eres capaz de hacer bien? (capacidad para el cálculo, para resolver problemas, para concentrarte…).
¿En qué destacas? (manualidades, dibujo, escritura...).
Tu personalidad: La personalidad es algo que vamos moldeando cada día y nos diferencia del resto de las personas.
¿Cuáles son los rasgos de tu carácter? (nervioso, idealista, autoritario, colaborativo...).
¿Cómo te comportas?
¿Qué te diferencia de los demás? (extrovertido, empático, ordenado...).
Los valores ocupacionales: Son aquellos que querrías conseguir en el futuro a través de tu trabajo y tu profesión. Por ejemplo, tus valores pueden ser: la independencia, la creatividad, la responsabilidad o, tal vez, el prestigio y el poder.
Los intereses profesionales: Hay una serie de materias que te agradan más que otras, al igual que hay unos trabajos que nunca desearías desempeñar mientras que otros estarían encantados de llevarlos a cabo, es importante saber cuáles sí y cuáles no te resultan interesantes.
¿Qué te gustaría hacer?
¿Cuáles son tus preferencias?
¿Qué temas o campos laborales te interesan y agradan?
Las experiencias: Además de todo lo que vives y aprendes en el colegio o instituto, hay otro tipo de actividades que te aportan mucho, como son las actividades extraescolares, las prácticas profesionales o la participación en una asociación o un deporte.

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